El día 4 de noviembre empezó la
campaña electoral. Este periodo de tiempo despierta muchas
sensaciones. Una gran parte de la sociedad lo entiende como el
momento en el que surrealismo y la hipocresía se adueñan de la
escena; porque aquellos que nos han inducido esta situación
dramática que vivimos, pretenden ahora convencernos que ellos no han
tenido nada que ver y que necesitan otros cuatro años más para
poder arreglar el estropicio que ellos mismos han causado a
conciencia. Bien, pues esta opinión no esta muy alejada de la
realidad.
Algún analista afín a la linea
política dominante, que suele frecuentar las tertulias en los
medios, podría decir que “es muy difícil explicarle a la gente lo
que hay que hacer”. En pocas palabras nos diría que el descontento
y divorcio de las masas con los partidos mayoritarios viene de la
ignorancia y el desconocimiento de las masas sobre la economía y la
situación que atraviesa nuestro país. Esta afirmación es
completamente falsa, porque hasta los premios Nobel en economía
critican la gestión de nuestros lideres.
Este divorcio entre población y
partidos mayoritarios viene de una enorme contradicción entre los
argumentos de los políticos y la verdad. Este descontento viene
porque la población, observa la realidad objetiva y ve en ella que
los grandes beneficiados de la gestión de los políticos son las
grandes empresas y los bancos, mientras que los mas perjudicados son
las clases medias y bajas. Por tanto, llamar a esto “ignorancia”
es un insulto a la inteligencia. Rubalcaba, Rajoy, Zapatero, Joan
Rosell, Emilio Botin, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel, Silvio
Berlusconi, Barak Obama y los demás actores de este espectáculo, no
están a nuestro servicio, su misión no es servir a la ciudadanía,
su misión es gestionar la economía en beneficio de las grandes
empresas y los bancos. Esto parece ser que todos lo sabemos ¿y si es
así, a que estamos esperando?
Estos actores juegan su papel y siguen
el guión al pie de la letra como si de una tragicomedia se tratase.
Esto se demuestra porque cuando abren la boca tenemos que hacer un
esfuerzo para tratar de entender lo que están diciendo, y no porque
seamos unos “paletos”, sino porque nos hablan de un mundo que
difiere de la realidad. Nos explican que existen deidades llamadas
“mercados” a los que tenemos que obedecer y contentar
sacrificando nuestros derechos, salario y futuro. En esta realidad
abstracta los dioses se ponen nerviosos y desatan su ira cuando el
pueblo, legítimamente, quiere expresar su parecer en temas tan
relevantes como su propio futuro, esto se ha podido ver cuando el
primer ministro griego, Yorgos Papandreu, anuncio que tenia intención
de someter a referéndum la aprobación del contrato de esclavitud
que llaman “rescate”. Poco después, los fundamentalistas del
libre mercado, los políticos y toda la prensa -incluso la que se
declara de izquierdas- se lanzo en cruzada santa para descalificar y
atacar esa decisión. Parandreu no tardo en morderse la lengua.
Nos llaman idiotas por negarnos a
asumir las reglas, sus reglas de juego. Pero no nos damos cuenta de
que la mayoría de su poder reside en nuestro inmovilismo y en
nuestro consentimiento. Aunque eso no lo es todo, también ellos, a
pesar de ser pocos, están muy bien organizados. Tienen bajo su
control las herramientas que condicionan la sociedad en todos sus
niveles, como las empresas, los bancos, el estados, la prensa, el
ejército, etc. Mientras que en cambio nosotros lo único que tenemos
son nuestras casas y poco mas, y algunos ya han sido despojados de
todas sus posesiones, incluida la vivienda.
Vivimos en una forma de totalitarismo
mercantil, lo queramos ver o no. Nos guste o no hay que cambiarlo.
Porque de lo contrario, el sistema acabara por empujar a todas las
naciones al colapso o hacia la guerra por el control de los recursos
naturales, que devoramos sin control ni criterio. Es una necesidad
vital, porque a corto plazo están en juego nuestros derechos,
nuestro bienestar, nuestro futuro mas inmediato y el de nuestros
hijos. Pero a largo plazo esta en juego la supervivencia de todo lo
que habita en este diminuto planeta que flota en medio de la nada.
Nadie nos va a salvar mas que nosotros mismos. Y es obvio que para
salvarnos de la barbarie debemos abandonar este modelo depredador y
estéril.
Pero no tenemos que tener miedo al
futuro si consecuentemente afrontamos el desafío. Porque nosotros
somos la fuente de nuestros problemas, pero a la vez somos la fuente
de soluciones. Nosotros podemos decidir. Tenemos los recursos y la
voluntad necesaria para hacerlo. Y nada puede detenernos. No hay
obstáculo ni fuerza capaz de detener esta ola de cambio que ya
empieza a asomarse por todas las partes del globo.
Este movimiento, naturalmente. necesita
una orientación política, porque si nuestros adversarios han
transformado todos los aspectos de nuestra sociedad es porque se han
hecho con el poder. Ellos tenían las herramientas políticas para
llevar a cabo para llevar a cabo esa transformación y tampoco había
organizada una fuerza política que ejerciera una oposición a esa
degeneración de la sociedad humana. El sistema capitalista no
permite disidencias, mediante artimañas y trucos, nos han relegado
al olvido. Pero ya es hora de dar un golpe sobre la mesa.
Los partidos mayoritarios ni quieren ni
pueden llevar a cabo ese necesario cambio, no nos equivoquemos, ellos
son cómplices y vasallos de esta oligarquía. Solo hay que echar un
vistazo a las propuestas de Rubalcaba y Rajoy. No solo conducen a la
aniquilación de los restos del tibio “estado del bienestar”,
sino que además conducen a la mas absoluta sumisión a estos centros
de poder totalitarios. Los “mercados” quieren devorar esas sobras
que quedan encima de la mesa. Tenemos que impedirlo si de verdad nos
consideramos, como mínimo, progresistas.
La situación requiere analizar la
coyuntura sobre la que se desarrolla este circo macabro. ¿Que
debemos hacer los progresistas para defender verdaderamente el
bienestar de nuestra sociedad? Evidentemente no confiar en Rubalcaba,
ni mucho menos en Rajoy, porque son marionetas de los poderes
económicos. Y si después de esto queremos avanzar mas aun en la
reconquista de derechos, empezar a transformar nuestra sociedad y
deshacernos de esta “dictadura” rancia tenemos que dar un paso
adelante.
Al igual que nuestros enemigos, tenemos
que construir una fuerza constituida por el pueblo que de verdad le
ponga difícil las cosas a estos “dioses mercantiles” y que les
arrebate el poder, y ponga la democracia al servicio de los
ciudadanos, como no podía ser de otra forma. La izquierda tiene que
recuperar su legitimo lugar en la escena política. Y para ello cada
uno de nosotros tenemos que tomar parte en esta lucha, nuestra lucha.
La democracia no se debe manifestar
cada cuatro años. Queremos concienciar a todas las personas a las
que les llegue este mensaje de que es necesaria nuestra organización
si de verdad queremos defender nuestros intereses frente los ataques
del capitalismo. Hacemos un llamamiento al conjunto de la sociedad
para que vote y además se organice en un partido de clase y revolucionario. La organización es fundamental para defender nuestro futuro. ¡Nosotros tenemos derecho a decidir!
El mero hecho de que encorseten a la "democracia" cada cuatro años es la mayor representación de que no existe tal democracia. La democracia es cotidiana, universal, desde la casa a la fabrica, desde el colegio al barrio, y por supuesto las Asambleas ciudadanas).
ResponderEliminarUn saludo
JL Forneo