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miércoles, 27 de abril de 2011

Mas mentiras sobre la primavera árabe

Hoy, ya han pasado más de tres meses desde el inicio de las revueltas en los países árabes y del norte de África. Por ello podemos empezar a extraer conclusiones y analizar con menos dificultad los sucesos, así como comprender el camino que ha tomado esta mal llamada "primavera árabe".

Empecemos por Túnez, donde ya se cumplen más de tres meses desde que Ben Ali dejara el poder, para ser posteriormente sustituido por sus compañeros de gobierno que a día de hoy aun permanecen en el poder. Parece ser que las masivas movilizaciones populares no consiguieron cambiar nada en esencia del régimen tunecino, y la prueba es que a día de hoy cantidad de tunecinos huyen de su país a Italia para entrar en Europa con la esperanza en vano de encontrar una oportunidad. ¿Fueron en vano las protestas? Por supuesto que no, pero estas se estrellaron contra el muro de la discordancia. Las protestas no solo eran “antibenali”, fundamentalmente eran “antiregimen”, incluido la condición “postcolonial” a la que estaba sometido Túnez.

Manifestante tunecino
Pero, una vez Ben Ali dejo el poder y se exilio con abundantes riquezas dejo tras de si, un pueblo desorientado y al mismo tiempo se desato la euforia, aun sabiendo que la caída del dictador no condenaba al régimen, sino que lo hacia mas fuerte. Por otra parte la población se dividió entre partidarios de eliminar por completo el régimen y los que piensan que había que dejar trabajar al “gobierno de transición”, que fundamentalmente conserva la misma naturaleza corrupta. Porque es sabido que los que de verdad gobiernan, nunca se dejan ver. Ese es el problema de todos los países, y es más evidente en los gobiernos que resultaron de la “descolonización”, es decir, que en el poder existe una clase gobernante muy entrelazada con las potencias occidentales, que dispone de muchos mecanismos para repeler las protestas. Uno de esos mecanismos es el “cambio de cara”, y el siguiente la represión política. En realidad el factor fundamental que determina el triunfo de una revuelta y el cambio satisfactorio de gobierno y de clase gobernante es la existencia de un partido político marxista que mediante la acción de masas pueda identificar el enemigo y dirigir esa “ira” contra el, y de esa forma remover a la clase dominante aliada con el imperialismo.

Las masas por si solas difícilmente pueden derrocar un régimen entero, porque no disponen de una dirección revolucionaria que promueva la toma del poder. Las masas por si mismas tienden a delegar en otros las tareas que les corresponden a si mismas de forma legítima. Un cambio de régimen no puede hacerlo un “gobierno de transición” formado en gran parte por el régimen a sustituir. Es una cuestión lógica, pero parece ser que esta lógica escapa a las masas exaltadas. La revolución no es solo salir a la calle, agitar banderas y gritar consignas antigubernamentales. Se necesita un análisis frío de la situación política del país. Y lo fundamental es la toma del poder, porque esa es la esencia de la revolución social. El cambio real debe estar en manos del pueblo y no en manos de los funcionarios de Ben Ali.

Manifestaciones en Egipto.
En lo que respecta a Egipto es más de lo mismo, las revueltas se iniciaron de forma espontánea con un objetivo implacable: la salida de Mubarak. Aunque muchísimas consignas no solo iban dirigidas a Mubarak, se escucharon voces en contra de Estados Unidos y el Partido Democrático Nacional, partido del gobierno. A pesar de estos pequeños detalles, el blanco de las protestas sin duda era Mubarak. Como si el fuera la única fuente de problemas que tiene Egipto. El tiempo ha demostrado que no. Si Mubarak “resistió” mas en el poder fue porque así se lo ordeno la cúpula militar que siempre ha dirigido el país. Necesitaban preparar el escenario para poder ahogar la revuelta en el júbilo y en el desajuste popular. El gobierno hábilmente ataco a los puntos más débiles de la unidad popular egipcia. Semanas después de que Mubarak fuera apartado del poder, por la cúpula militar y en su lugar colocara a Omar Suleiman, se sucedieron una serie de atentados y sucesos extraños contra objetivos religiosos, ya sean cristianos, musulmanes o judíos. Los medios oficialistas atribuían estos atentados a “grupos integristas” en su mayoría. El pueblo egipcio contesto estos sucesos demostrando su determinación con masivas manifestaciones a favor de la unidad popular, en estas manifestaciones participaron sectores de todas las religiones. Fuera como fuese, estos atentados beneficiaron al gobierno de Suleiman, que posteriormente volvería a distraer la atención de las masas convocando un referéndum que daría una vez más falsas esperanzas a una parte de la población que no puede mantener el pulso con el gobierno y el ejercito, de forma que poco a poco, la revuelta fue conducida a un laberinto como en Túnez.

Se puede extraer la misma conclusión que en Túnez, la ausencia de un partido marxista que señale a la cúpula militar dependiente de Estados Unidos como objetivo y promueva la toma del poder.

En países como en Yemen la clase dirigente ha optado por la peor opción, que es la represión a sangre y fuego, con la ayuda de los sectores tribales más reaccionarios. Las protestas están en un punto muerto. Además de que, como siempre es patente la ausencia de una organización de clase, que promueva la toma del poder. Por tanto el carácter de las protestas es “antitirano”, de forma que no representan un problema real para la clase reinante de Yemen.

Revueltas en Bahrein, mas tarde serian
omitidas por los medios de comunicación
En Bahrein ocurre algo bastante interesante, que obviamente los medios censuran sin pestañear. Las protestas están siendo reprimidas, pero en este caso la represión es ejecutada por fuerzas extranjeras, compuestas, en su mayoría, por tropas y vehículos saudíes. El apagón informativo es brutal. Se desconoce el alcance en cifras de esta brutal represión, pero se sabe la conveniencia de Estados Unidos y de los regimenes regionales, que justifican esta violación de la integridad nacional según dicen por un acuerdo llamado el Consejo de Cooperación del Golfo, que según parece justifica la injerencia extranjera en los procesos políticos de los países miembros. En pocas palabras es un acuerdo entre las respectivas clases dirigentes para apoyarse en momentos críticos y reprimir a la disidencia. Estados Unidos se lava las manos en esta masacre por conveniencia. Porque este diminuto país es un enclave estratégico, y una plataforma de gran importancia en los futuros choques con Irán. Por tanto lo único que cabe esperar es que poco a poco la situación en Bahrein se volverá insostenible para el gobierno, que necesitara de la ayuda extranjera para sofocar las aspiraciones políticas de su pueblo.

En el norte de África también otros estados corruptos aliados con el imperialismo, como Argelia o Marruecos, fueron testigos de protestas, aunque en esos estados, históricamente la oposición siempre ha estado muy reprimida. Con una policía que se la podría calificar de paramilitar y el apagón informativo, removieron rápidamente a los “alborotadores” y acabaron de forma oficial con cualquier protesta.

Opositores libios delante de las camaras
Mientras en Libia, los medios nos quieren hacer pensar que es otro capitulo más de la “primavera árabe”, sin embargo no es más que otro capitulo más del imperialismo occidental y la política colonialista de Europa. Que ven en los sucesos de los países limítrofes de Libia el contexto perfecto para generar inestabilidad donde no la había previamente. Una oportunidad para quitar de en medio un gobierno que no beneficia sus intereses económicos y estratégicos. Durante las revueltas en Túnez y Egipto, parece ser que los gobiernos occidentales dieron recursos y cobertura mediática a la conocida oposición de Bengasi, heredera de la monarquía en Libia, que fue apartada por Gadafi. A diferencia de los regimenes de Túnez y Egipto, el gobierno libio no facilita el trabajo de las multinacionales, ni del imperialismo en el norte de África. Y de la misma forma, la oposición Libia si quiere estar sometida a las injerencias de Europa y Estados Unidos. Como es natural esa oposición ha sobrevivido hasta día de hoy, y con ayuda de los medios de comunicación se ha conseguido que gran parte de la opinión pública crea que estos promonárquicos son demócratas. Las revueltas se iniciaron sin apoyo popular alguno, y siempre de forma violenta, de forma que el gobierno libio contesto con violencia. Esto ha sido manipulado por los medios, haciendo creer a la población que Gadafi era un dictador, cuando este no ostenta cargo ejecutivo, y que el ejército estaba masacrando a la población (…). Todos los gobiernos occidentales se unieron para intervenir militarmente en Libia, a través de una ambigua resolución de la ONU que permitía “los medios necesarios” para defender a la población de “supuestos ataques”. Y digo supuestos porque la ONU envío observadores independientes para analizar esa represión y elaborar un informe que luego no se leyó durante la votación de la resolución, como denuncio el representante indio.

Por ello, es más que patente que la violencia en Libia ha sido orquestada y llevada a cabo por el imperialismo. De forma oportunista, con toda la prepotencia de las potencias europeas que, después de delegar en Estados Unidos el militarismo, sienten necesidad de volver a demostrar al mundo, su poderío militar creciente y que hasta ahora Estados Unidos había eclipsado. Pero resulta que estos “rebeldes” de Libia, no cuentan con el apoyo popular necesario para desmontar el gobierno vigente en Libia. De forma que el objetivo de “sacar a Gadafi” solo sucederá en el supuesto de una intervención terrestre por parte de la OTAN. Pero naturalmente esto seria la invasión mas incomoda y la mas complicada que esta realizaría.

Grupo de manifestantes en Siria
Por último tenemos las protestas en Siria. Este régimen es claramente opresivo. No obstante tenemos que analizar de que país estamos hablando, cual es su pasado, su posición geográfica, su posición frente al imperialismo, etc. Primero, Siria es un país situado en una zona estratégica importante, fundamentalmente por el paso de multitud de oleoductos y gaseoductos, esto ya de por si supone un grano en el culo para Europa, Estados Unidos y sus aliados. Luego, aparte de esto es un estado hostil a Israel, y además esta alineado con Irán en lo que respecta a conveniencia territorial. La clase dirigente de este país se opone a la intervención de Estados Unidos en la región, económica, política o militarmente. El régimen esta asociado al partido panarabista Baaz. Este partido es, por así decirlo, Satanás desde el punto de vista de Estados Unidos. Básicamente porque representa la oposición mas implacable que tiene el imperialismo en la región. Este partido también tuvo en Irak una gran acogida. Sadam Hussein fue el presidente del partido homologo al de Siria. Después de la invasión de Irak en 2003 fue ilegalizado. A pesar de la corta amistad que tuvo la familia Bush con este dirigente, fue puro oportunismo y conveniencia por ambas partes. Ahora ya sabemos que no fueron muy buenos amigos.

Por lo que sabemos de las protestas, no hay ningún partido detrás, por ahora el objetivo de las protestas es “derrocar al dictador”. Por tanto el régimen tiene carta blanca, pero las potencias occidentales están muy pendientes de cómo pueden aprovechar la situación. En respuesta a las últimas cifras de muertos, por parte de la represión (30 muertos), a pesar de ser una cifra minúscula en comparación con la represión en los países aliados de occidente, las potencias europeas y Estados Unidos ya están moviendo los hilos para intentar que la ONU vomite una resolución que les permita intervenir de alguna forma en el país mediterráneo. Por el momento, yo al menos no puedo posicionarme a favor ni del régimen ni de la oposición, porque básicamente desconozco que programa tienen y cual es su posición frente al imperialismo. Además las revueltas son muy focalizadas, lo que hace pensar en una posible acción de los gobiernos occidentales, aunque es una simple especulación, sabiendo el interés patente.

De todas formas, lo que si puedo afirmar es que la actuación de los gobiernos occidentales es como la de un niño cuando rompe un jarrón y es descubierto en el acto. Primero miente, luego intenta arreglarlo y pero lo rompe mas, y mas tarde se enfada. Los medios de comunicación han hecho una cobertura pésima y politizada. Una prueba de la mala cobertura y la completa sumisión es que el director de Al-Yazira en Beirut, Gasan Ben Yeddo, presento su dimisión alegando que la cobertura ha sido “parcial” de las revoluciones del mundo árabe por parte del canal satélite con sede en Qatar y esta siempre ha sido en función de intereses políticos y no del principio periodístico, además esta cadena apenas menciono el derramamiento de sangre en Bahrein. Cosa que disgusta a los que conocen lo que sucede y no comprenden porque se debe omitir, como es natural.

Esta es la verdad sobre la “primavera árabe”.

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1 comentario:

  1. La revueltas en Egipto fueron espontáneas???Por favor,salta a la vista que fue todo armado,lo mismo que ahora en Siria...."quieren derrocar al malvado Al Assad y lo que menos quieren son los gigantescos yacimientos de gas de sus costas...verdad?
    Ñ

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